El hecho de que comer sea una clave importante para controlar la diabetes no es una sorpresa. Después de todo, la glucosa viene de la comida, de forma que lo que comes juega un papel importante en tus niveles de azúcar en la sangre.
Es cierto que la comida puede ser tomada como «medicina», de hecho, la dieta correcta es una tan poderosa que, para gente con diabetes tipo 2, puede revertir el curso de su enfermedad. Si tomas insulina u otra medicina, una alimentación balanceada puede ayudarte a reducir la dosis e incluso a eliminarla por completo. Para gente con diabetes tipo 1, la dieta correcta puede ayudarles a controlar mejor su condición.
Afortunadamente, tu prescripción de comida no tiene que saber a medicina. Si piensas que tener diabetes significa tener una dieta aburrida con comida sin sabor y que todas tus comidas favoritas están prohibidas, estás equivocado. La verdad es que una dieta saludable para una persona con diabetes no es muy diferente de la dieta saludable de cualquier otra persona sin diabetes. Aunque por muchos años la comunidad médica recomendaba una dieta restrictiva para personas con diabetes -especialmente tratándose de azúcar- investigaciones recientes han demostrado que el azúcar no es el villano que solía ser.
¿Cómo puedes comer para combatir la diabetes? La meta es controlar el nivel de azúcar en la sangre al mismo tiempo que obtienes el balance adecuado de nutrientes para una mejor salud. Lo que esto significa para ti dependerá de una serie de factores. Para planear la estrategia que funcione para ti.
Consulta a un nutriólogo quien podrá evaluar tu dieta actual y hacer sus recomendaciones basado en qué, cuándo y cuánto te gusta comer. No te preocupes pensando que el nutriólogo sólo te dará una lista de reglas y «nos». Éste es un miedo común. Tal vez te sorprenda que él o ella te dé más flexibilidad de lo que pudieras pensar. Si tu dieta está directamente relacionada con tu cultura, por ejemplo, si frecuentemente comes frijoles y arroz (comidas que incrementan los niveles de glucosa en la sangre) el nutriólogo puede ayudarte a que este tipo de alimentos permanezcan como una parte importante de tu dienta al, por decir, limitar las porciones por comida o dividiendo su consumo durante el curso del día.
Mantén un diario de comida. Antes de consultar a tu nutriólogo por primera vez, mantén un registro de cada bocado, independientemente de lo pequeño que sea, que comes cada día durante una semana. No solo anotes lo que pusiste en tu boca. Escribe también en dónde comiste cierta comida y qué estabas haciendo en ese momento. De esta forma el nutriólogo podrá entender patrones que pudieran revelar el por qué de lo que comes. El mantener un diario no solo ayuda a tu nutriólogo: escribir lo que comes te hará mucho más conciente de tus hábitos alimenticios, lo cual puede ayudarte a reconocer los cambios que debes hacer.
Incluye tus niveles de azúcar. Muéstrale a tu nutriólogo un registro de tus niveles de azúcar diarios de forma que pueda comparar tus niveles de glucosa con tus hábitos alimeticios. Al comparar ambos podrá entender la respuesta de tu glucosa ante la comida y le ayudará a determinar cuándo y cuánto debes comer. Algunas personas con diabetes pueden controlarse simplemente comiendo tres alimentos balanceados al día y reduciendo las calorías «vacías» como los dulces. Otros, sin embargo, necesitan seguir un plan más detallado que especifique calorías, gramos de carbohidratos o número de porciones de diferentes grupos de comida.
Una vez que tu nutriólogo tenga una buena idea de tu comportamiento y el de tu glucosa, entonces podrá darte recomendaciones específicas con respecto a lo que puedes comer en cada comida o refrigerio. Este proceso es en parte negociación y en parte análisis, y envuelve otros factores que deben tomarse en cuenta:
- Tu peso. Entre más killos extras tengas, más cuidadoso deberás ser con tu comida.
- Ejercicio. El ejercicio provoca normalmente que baje el azúcar en la sangre, por lo que cuánto y cuándo lo haces afectará el número de calorías que debes consumir en cada alimento.
- Insulina. Si eres tipo 1, el contenido y tiempo de tus almientos debe estar consistentemente balanceado con la calidad de insulina que circula en tu sangre proveniente de inyecciones. Si eres tipo 2 y utilizas insulina, necesitarás tomar esto en cuenta, además de otros factores (como el peso y el ejercicio) que afectan la resistencia a la insulina.
- Medicamentos. Las medicinas que tomas, cuánto tomas y cuándo te hacen efecto puede afectar tus decisiones alimenticias. Si tienes diabetes tipo 2, dejar de tomar medicina puede ser una meta realista para tu plan alimenticio.
- Factores especiales. Asegúrate de informar a tu nutriólogo de los resultados de análisis de grasas (como colesterol), presión arterial y microalbuminuria (funcionamiento del riñón). Si actualmente padeces complicaciones como inadecuados niveles de colesterol, presión alta o insuficiencia renal, es posible que necesites seguir lineamientos especiales para controlar dichas condiciones, como consumir incluso menos grasas saturadas, reducir el consumo de sal y evitar excesivas cantidades de proteína.
Consistencia es la clave. Una vez que hayas desarrollado tu plan, mantendrás tu nivel más estable de azúcar en la sangre si comes la misma cantidad de comida con el mismo balance de nutrientes a las mismas horas del día. No pienses que puedes «portarte mal» en ciertos días siempre y cuando te «portes bien» en otros: patrones alimenticios erráticos solamente provocan que el azúcar suba y baje. Lo mejor es tratar de tener un plan realista que puedas ejecutar todo el tiempo.
El mantenerte al pendiente de tus niveles de azúcar te dará a ti y a tu doctor una idea de lo bien que estás controlando tu dieta. De esta forma podrás ajustar tu plan de ataque retocando tu dieta o cambiando tu actividad física, dósis de insulina u otros factores. Si eres tipo 2 y tienes problemas manteniendo tu glucosa nivelada a través de la dieta o el ejercicio, puede significar que eres un buen candidato para la insulina u otro medicamento. Por otro lado, si has tenido éxito perdiendo peso y controlando tu azúcar con dieta y ejercicio, probablemente podrás dejar de tomar insulina o medicamentos.